lunes, 10 de septiembre de 2007



Dr. Miguel Angel Solar

A continuación presentamos el texto "APRENDER A MORIRSE O ULTIMOS DIAS Y ULTIMAS HORAS", del Dr. Miguel Angel Solar, que esperamos sirva como lectura previa a la ponencia que este destacado profesional y amigo realizará en el día sábado 6 de Octubre, en el marco de la Cuarta Covergencia.



APRENDER A MORIRSE O ÚLTIMOS DIAS Y ULTIMAS HORAS

(a veces morir y revivir)


Miguel Angel Solar


Enterarse


"Tiene cáncer gástrico con metástasis hepática", le dijo el médico a mi esposa y ella respondió "no le digan nada, pobrecito esta muy deprimido" y así fue como ese día no me enteré de estar en el proceso de morirme, en el corredor de la muerte, cuando el fin de mi cuerpo se aproximaba.



En realidad llevaba mucho tiempo “bajoneado” pero “no bajaba la guardia”, sin interés por la vida, un poco marginado, le echaba la culpa a un año pesado pero ya llegarían las vacaciones y me repondría. La familia me obligó a practicarme una endoscopía y una ecografía; al salir de la clínica con la garganta adolorida no tuve ganas de preguntar que clase de úlcera tenía en el estómago pero, al recibir la licencia de un mes la sospecha de tener algo grave me invadió y el regaloneo en la casa me la aumentó. La baja de peso era por falta de apetito pero. ¿por qué no comía?....tal vez Cáncer.



Pregunte por el diagnóstico y al recibir respuestas evasivas se incrementó mi suspicacia. Una cierta compasión en el cuidado me mostró que el diagnóstico era para mi familia motivo de dolor, un tema a evitar. A nadie le gusta convivir con un sentenciado a muerte aunque éste pueda necesitar saber la realidad de su cuerpo y así luchar por conservarlos o prepararse para abandonarlo.



Cuando fui llevado a control dudé en preguntar, no se de donde saque fuerzas para pedir “la firme” y ante la palabra tumorcito insistí, ¿benigno o maligno?, lo segundo espetó el facultativo, y agregó de corrido: es un cáncer gástrico con metástasis en el hígado. Con rabia inquirí, ¿y el pronóstico?.... larga pausa del médico y la sentencia: meses y nada se puede hacer, solo calmar las molestias.



Enojarse


Nada se puede hacer. ¿Como que nada?.... ¿Estoy condenado? Me propuse pedir otras opiniones.



La rabia siguió, me invadió entero, porque a mí, a lo mejor no es cierto, tal vez se equivocó, que hice para tener cáncer, vamos a otro médico quien me da la misma opinión, leo libros que entiendo poco, irrito a todos en la casa, gritoneo, me ofrecen tranquilizantes los rechazo, no quiero ver a mis colegas, no quiero que nadie me descubra vulnerable, me enojaría aun más, la ansiedad me invade, no quiero perder, no quiero morirme.



Llega un amigo a preguntar por mi salud y me habla “pendejadas” y yo con la cabeza llena del cáncer pongo cara de circunstancia pero me agoto y el se va. Me llaman de la oficina, insisto: no-quiero-ver-a-nadie.



Aparecen los insomnios, todos los días de muchas semanas. Rechazo los hipnóticos, necesito pensar de día pero también de noche donde estoy solo, estoy en un lío, en un laberinto, no veo la salida y el insomnio puede ayudarme a encontrarla. Además de insomniar quiero soñar y las pastillas para dormir me dicen que también los disminuyen. Por lo demás, sino duermo de noche, duermo de día, y además voy a dormir mucho pero mucho si me llego la hora del adiós. Pido pieza sola para no molestar a nadie con mis desvelos.



Son las 3 de la mañana, estoy completamente despierto, tenso, los pensamientos veloces. Veo imágenes del médico repitiendo “cáncer con metástasis hepática….meses, nada se puede hacer solo calmar las molestias”, y mi cabeza se llena de preguntas, por que a mí a mí, a mí, a mí, que hice, de repente imágenes del trabajo, del tedioso trabajo, del aburrido trabajo, pero no tenia otro, pero también mis amigos, y los hijos grandes ya educados y los nietos, que felicidad, y mañana otro día, que alegría el gol de Salas en la tele, hay este insomnio ya me cansa, ¿cuanto más durará?, me acuerdo de mi madre, mañana quisiera comer arroz con leche con canela, mi esposa duerme en la otra pieza, veo el reloj despertador, son las 4, “el caldo de cabeza sigue”, no importa mañana duermo hasta tarde.


Todos generamos células cancerosas me dijo el médico, pero nuestro sistema inmunitario las destruye, sin embargo cuando estamos largo tiempo deprimidos, sin ganas, forzando el ánimo, el sistema inmunitario también se debilita y las células cancerosas crecen, nadie las destruye.



Es verdad estuve largo tiempo deprimido, mi ánimo se deterioró cuando perdí ese trabajo que me gustaba y acepte ese otro donde me sentí frustrado y sin sentido, ¿por que lo hice, por que me deje quitar el que me agradaba? Me equivoqué, me alejaron y me aleje de la buena vida laboral y me empecé morir, me jodí. Tuve otros naufragios. Pero tal vez pueda revertir esta depresión anímica e inmunitaria y vencer el cáncer, quizás pueda. ¿Quien podrá ayudarme?




Apenarse



Que tristeza sin fin, me estoy muriendo y yo tengo alguna culpa. Son las 7,50 de la mañana y me levanto al patio, estoy vacío, estoy abierto. Acaba de llover, respiro un aire limpio, las colas de las nubes negras están sobre mi cabeza caminando hacia al este y al fondo, allá donde imagino la cordillera de los andes, el borde negro, algo desflecado de las nubes, se topa con una cinta blanca que anuncia el sol. Me doy vuelta hacia el oeste y allí el cielo es un azul celeste. El dolor me abrió los poros para gozar por primera vez del cielo temucano, un sopor me invade, duermo y me sueño acostado en una zanja en tierra bruta rodeado de las raíces de un hermoso matico en flor; morir, soñar, tal vez vivir; son las 12 y me despierto triste, sin rabia.


Me siento mejor, el insomnio y el sueño me dieron claridad y tranquilidad, la furia se aleja y aparece la pena. El malestar abdominal se acentúa y ya no se calma con antiácidos, pido calmante pero que no me den sueño, quiero estar despierto, quiero estar atento, quiero vivir cada día. Me dan paracetamol que me hace bien, pero el dolor me ha quebrado la ganas de luchar me muestra que el cáncer avanza, que estoy perdiendo la pelea, que a lo mejor me toca morirme; si, puede ser mejor.


Estoy triste, muy triste, al espejo me veo con los músculos caídos, tengo frío, no quiero levantarme, duermo mucho, tengo la piel de gallina, me traen un guatero, por la ventana veo los árboles que pronto estarán desnudos.


Me pregunto si es mala mi depresión, pienso que no, me ha destruido en parte, pero no podía seguir siendo el mismo, necesito remodelarme para esta nueva etapa, y ahora estoy abierto para recibir lo nuevo, no quiero darme ánimo con pastillas, quiero que me den ánimo las personas. Yo en mi desgracia necesito la gracia de otros, necesito ángeles de la guardia.


El dolor se hace más intenso y desorganiza aún más mi pensar. Me agregan unas gotas de tramadol para calmar el dolor. El cáncer no solo destruye mi cuerpo sino también mi psiquis, me siento confuso, desconcertado y al final desquiciado. Un religioso me visita, ángel uno, y me recuerdo el evangelio “para resucitar hay que morir” y estoy muriéndome, ¿Cuándo resucitaré?


Al nacer pasamos por un estrecho canal, el canal pelviano de nuestra madre o canal del parto, y al hacerlo cruzamos por un desfiladero que nos estruja dolorosamente de cabeza a pies. Mi cabeza no recuerda ese momento, nunca he hecho regresión pero esa vez mi cuerpo aprendió que al salir del canal mis pulmones se abrieron y se llenaron de aire, que al dolor siguió una plenitud. Muchos años después subiendo una montaña, a los dolores del ascenso siguió el gozo de la cumbre.


Cuando mi deposición fue liquida y negra, cuando cagué como petróleo y me sentí muy débil, el médico dijo: es el tumor que sangra y si esto sigue será necesario una transfusión. La acepte pues no quise morirme en ese momento prefiero más adelante, no partir todavía. Por la mañana dos bolsas de sangre en el Hospital y con más fuerza y hematocrito 28 retorno a mi casa.


Del consultorio me visita una enfermera, mi segundo ángel. Ella me enseña un ejercicio de relajación-estimulación que lo hago muchas veces. Día a día lo practico y mi cuerpo recobra todos los momentos buenos de mi vida, los baños en aguas frescas que me dí, las comidas que goce, las alturas del placer que regale, la ternura que me entregaron, el sol que me acarició, las canciones que canté, los aplausos que recibí, lo árboles que planté, los hijos que proyecté, los momentos de amistad que viví, las caminos que recorrí. Entonces entendí que lo comido y lo bailado no me lo quitaría nadie, que la buena vida me preparaba al buen morirme y comprendí el salmo 103: “Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios”. Entonces me sentí revivir, tal vez la inmunidad estaba recuperándose. Tal vez podría vencer al cáncer.


En ese tiempo cavilaba sobre mi culpa, y recordé, “perdonar setenta veces siete”, dice el evangelio. ¿Tantas veces? Si, porque perdonar es comprender el bien del otro que nos causa mal y eso siempre es un buen negocio para uno porque así uno se apropia del bien ajeno y lo incorpora a su inventario. Perdí el trabajo que me gustaba y otro lo asumió e hizo bien y ese bien también se hizo mío. Acepte el trabajo que no me gustaba, pero el me permitió educar a mis hijos. Perdoné y me perdoné, comprendí el bien de los otros al cual yo contribuí. Todo esto lo conversé con un compañero de trabajo, el que más me visita, el más humilde, el más compasivo y por ello capaz de sufrir conmigo y ver algo de valor en un moribundo, algo nuevo que permite a ambos construir un poco de sabiduría.


Me visitó un amigo, y le cuento que mi vida termina y lo veo como cosa buena. Veo a los que me cuidan cansados y yo también lo estoy; me dijeron 4 meses y ya llevo 8, han sido los más intensos de mi vida. ¿Uno elige morirse o lo dejan morirse?, ambas cosas es decir como todo lo bueno, un acuerdo. Tal como el nacer fue un acuerdo de nuestros padres para hacer el amor que nos engendró.


Llevaba varios días en silencio alejado de los que rodeaban mi cama. Estaba postrado y un día mi madre estaba a los pies de la cama y me miraba, entró mi esposa y no la vio. Yo le conté y puso cara de extrañeza. También me visitó una amiga que estaba lejos y más estupor de quienes me cuidaban. En lo días siguientes de repente me hallaba en el campo o en la playa y yo hablaba de ello y más asombro de lo que me asistían; me miraban como si estuviera loco, ¿lo estaría? Pero también estaba muy hipersensible y toda conversación la escuchaba y así me enteré que el médico hablaba de alucinaciones que no me perjudicaban sino más bien me ayudaban, que era preferible que estuviese en el campo o la playa que postrado, que bueno que la madre muerta visitase a su hijo y que por si acaso me dejaba indicado una gotitas de haloperidol, por si me ponía agresivo. Nunca me puse agresivo porque en cada momento los que me atendían me facilitaban vivir lo bueno que demandaba.


Me traen el álbum familiar y gozo al ver las fotos de mis padres. Hablamos del campo y en la televisión vemos programas de animales. Me llama por teléfono la amiga del Caribe que el otro día me visitó. Me siento mejor, los dolores han desaparecido hasta tengo un poco de apetito y pido dos huevos de campo, con la yema anaranjada, me como uno y quedo bien. Pido que me saquen en brazos de la casa, me llevan al mar de Puerto Saavedra y aspiro su aire, subimos al Ñielol y veo la ciudad, paseamos por la Plaza y alcanzo a “lengüetear” un helado. Esa noche sueño buceando en el agua del caribe rodeado de peces de colores…canturreo “quisiera ser un pez, para….


Amanece y un coro de pajaritos asentados en el matico me cantan la canción del adiós. Siento mi cuerpo lejos, lo veo como desde arriba, lo veo hermoso lleno de todos los gozos, junto a todos los paisajes, acompañado de todos sus amores, escucho todos los sonidos, una luz me invade, siento la frescura del agua en mi cuerpo y toco la eternidad más vivo que nunca.


MIGUEL ÁNGEL SOLAR Y LA REFORMA UNIVERSITARIA DE 1967


La noche del 10 de Agosto de 1967, Miguel Ángel Solar cerraba con fuerza la gran puerta principal de la Universidad Católica de Chile. Era el presidente de la Federación de Estudiantes (FEUC), y todos sus miembros estaban allí. Eran unos cuantos estudiantes que cerraron todas las puertas para conseguir las reformas que venían gestando desde 1961 con Claudio Orrego Vicuña a la cabeza: que la UC dejara de ser lo que consideraban un colegio privado, donde se obligaba a estudiar catecismo, donde habían libros prohibidos, currículo rígido y enfocado sólo a cada profesión.

En definitiva, como lo dijo Solar, “queríamos sacarla de la esfera política oligárquica y vincularla al movimiento de cambio cultural para la equidad. Queríamos un currículo flexible, integral; un ordenamiento más moderno y una auténtica catolicidad”. Todo esto se simbolizaba en la salida del rector monseñor Alfredo Silva Santiago.

Detrás de las puertas estaban Carlos Montes, José Joaquín Brunner, Luis Hevia, José Luis del Río y tantos más.

A los diez días, se abrieron las puertas y gracias a las negociaciones del cardenal Silva Henríquez con el gobierno de Frei Montalva , con el Vaticano y con el rector Silva Santiago, fueron escuchadas las peticiones para una reforma universitaria y el nuevo rector de la UC era Fernando Castillo Velasco.

Después de terminar la carrera de medicina se fue a hacer trabajos en terreno a Nueva Imperial, se casó con una enfermera descendiente de mapuches, y opta por la medicina general, dedicándose a los pueblos originarios y campesinos.

Estando en Venezuela, como exiliado, se instala en un pueblo al interior y vuelve a la medicina familiar, lo mismo en que está ahora.

Hoy día, Miguel Ángel Solar tiene 62 años, casado y con cinco hijos.

[1] Extractado de El Mercurio Sábado, Nº 465, 18 de Agosto de 2007




Dra. Susana Urrutia (1)


AYURVEDA

El Ayurveda, es la medicina tradicional de la India. Constituye el sistema más antiguo y científicamente comprendido de medicina natural que existe en el mundo, con una historia escrita que supera los 5.000 años de antigüedad.

A través de la historia, el Ayurveda ha tenido una fuerte influencia en muchos sistemas de medicina, desde la antigua Grecia en el Occidente hasta la Medicina China Tradicional en el oriente.

El ser humano desde que nace produce impurezas en su organismo (radicales libres) que van depositándose en las paredes de todas las membranas celulares e intracelulares. Lo anterior como consecuencia de malos hábitos alimentarios, inadecuadas rutinas de vida, contaminación ambiental, estrés, angustia, depresión, entre otros factores. Todas estas toxinas van impidiendo un buen funcionamiento celular y mental que, al alcanzar niveles críticos, producen en una primera etapa, desbalances a veces imperceptibles al sentir humano y, finalmente, causan procesos degenerativos y de envejecimiento celular, lo cual puede terminar en enfermedades de curso irreversible. Las enfermedades llegan como resultado de desbalances e impurezas que van deteriorando al organismo durante años.

El Ayurveda Maharishi es un sistema de salud natural que se aboca a los cuatro aspectos más relevantes de la vida del ser humano: mente, cuerpo, comportamiento y medio ambiente, “elementos que son considerados por la medicina ayurvédica para obtener diagnósticos exactos y, por ende, el mejor programa terapéutico”, señala la Dra. Susana Urrutia

Dados sus efectos en la prevención y tratamiento de enfermedades, así como por la búsqueda del Ayurveda en relación a preservar la salud y promover longevidad, este sistema de medicina natural holística fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1985, siendo validado posteriormente por la Organización Europea de Medicinas Complementarias (EHPA) y por el centro de Medicinas Alternativas y Complementarias de Estados Unidos (NCCAM).

La Dra. Urrutia describe su acercamiento al Ayurveda como un proceso gradual que le ha significado no sólo reforzar sus conocimientos convencionales, sino también ampliar el enfoque del concepto de salud hacia sus pacientes.

A su juicio, llega un momento en la vida que es clave para tomar decisiones que producirán un cambio en las personas. “En mi caso, esa situación fue gatillada por la necesidad urgente de liberar tensiones y neutralizar el estrés acumulado durante el período de vida escolar, universitaria y profesional. Por este motivo, en 1985 comencé a practicar diariamente Meditación Trascendental, lo que además de liberar tensiones, me permitió entregar un poderoso impulso de salud a mi fisiología, al conectarme y avivar la dimensión de máxima coherencia eléctrica del cerebro, llamada conciencia pura o campo unificado. A los tres meses el cambio que había operado en mi vida era difícil de cuantificar, no sólo a nivel mental, sino también en el nivel intelectual, emocional y fisiológico. Desde pequeña tenía algunos desbalances que nunca se habían revertido y mi mejoría fue, por decirlo de alguna manera, casi mágica. Además pude desarrollarme diariamente con mucho más descanso y relajación, lo que también me sirvió para entender de forma más integral a mis pacientes, desarrollando mejores diagnósticos y tratamientos más certeros”.

Según la doctora Urrutia, su formación como médico cirujano y, más tarde, como pediatra, le dio una base científica y académicamente sólida para utilizar el Ayurveda como una forma de conocer al ser humano en todos los aspectos de su vida y no sólo a nivel del cuerpo. “En ningún caso mi acercamiento a esta doctrina significó que yo abandonara la medicina occidental, sino que este nuevo conocimiento me permitió complementar la plataforma convencional que yo poseía. De hecho, si antes no hubiera estudiado medicina, creo que no habría entendido de forma tan íntegra el Ayurveda”.

“Pese a lo que la gente tiende a creer, el Ayurveda no está directamente relacionado con ninguna disciplina espiritual, filosófica ni religiosa, sino que se trata de un sistema científico de salud. “Lo importante es que busca actuar en forma integral diariamente en el organismo, pero desde nuestra conciencia. Lo que hacemos, lo que pensamos, lo que comemos forma parte de nuestra salud, motivo por el cual debe existir un equilibrio”.



La AYURVEDA estará presente el primer día de esta Cuarta Convergencia. La Dra. Susana Urrutia realizará una ponencia el Jueves 4 de Octubre a las 11:00 hrs.

(1) Pediatra de la Universidad de Chile, quien ha estudiado y aplica el Ayurveda en sus pacientes.